LA VIDA TRAS UNA VARITA DE JUGUETE
Había una vez una preciosa niña llamada Lyla que tenía una gigantesca varita de juguete color púrpura y no se
podía despegar de ella.
Un espléndido día soleado, brillante y luminoso decidió invitar a sus cuatro amigos para ir a la calle a jugar.
Decidieron caminar hasta hallar una selva donde no sabía nadie que se pudiera ubicar allí mismo, por lo tanto estuvieron caminando, caminando, caminando hasta poder encontrar la selva.
Muchas horas después localizaron una selva de tamaño diminuto y decidieron dormir una noche en ella...
No tenían casi nada para comer, solo un escaso bocadillo de chocolate exquisito, apetitoso y gustoso que había traído un amigo de Lyla.
Si echabas un rápido vistazo a la selva no había absolutamente nada.
Pero Lyla halló una solución para el problema y les enseñó a sus amigos a disfrutar y gozar de la comida. Lo que se le ocurrió a Lyla fue experimentar con su varita de juguete para que pudiesen comer algo.
Ahora ya solo quedaba que su varita pudiese hacer aparecer una abundante comida. Los otros se pusieron alrededor de Lyla y desde la varita salió un brillo plateado donde surgían muchos tipos de comida, y así fue como lo hicieron. Los amigos subían, bajaban, movían sus manos a la derecha, a la izquierda para poder coger todo tipo de alimento: hamburgesas, chocolatinas, pizzas, turrón de todo tipo de sabores etc...
Llegó la hora de ir a casa y para llegar puntual tuvieron que ser veloces corriendo.
Al llegar a casa y recordar todo lo que habían vivido ese día se dieron cuenta de lo importante que es hacer el trabajo en equipo para lograr todo lo que necesitas o te propones.
Finalmente Lyla se enteró de que su varita de juguete era verdadera y que si nos ayudamos los unos a los otros puede que consigamos muchas más cosas.
Aqui se acabo el cuento,como me lo contaron te lo cuento.
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