2021-02-07

El herrero

En tiempos antaños unos cavernícolas vivían tranquilos en su aldea. Cada uno cumplía haciendo su trabajo diario menos los domingos, Los domingos se iban a cazar para comer durante la semana. Lo peculiar de estos cavernícolas era que no desayunaban y suelen decir que el desayuno es la comida más importante del día.

Inesperadamente aparecieron unas personas desconocidas por los cavernícolas, Hoy en día se conocen como personas de la edad de piedra. Querían quedarse con la aldea por ello les atraparon, coincidia con que era domingo y justo era la hora en la que iban a salir a cazar. 


Solo quedaba uno al que no lograron encontrar, un herrero. El intento liberar a sus amigos y amigas, sin que le vieran. Lo consiguió, libero a sus aliados y juntos fueron a amenazar a sus enemigos (Porque sabían que si les dejaban vivir les iban a estar molestando durante sus vidas). 


De pronto se encontraron y los malos les retaron a una pelea. El herrero ,muy valiente, le dijo que sí. Los de la edad de piedra por la noche fueron a intercambiarle la espada por una de goma. 


Llegó el día de la pelea, todos los cavernícolas no paraban de ver a su salvador entrenar. Llegó la hora de la batalla y los cavernícolas se dieron cuenta de que llevaban casi dos días sin comer, y de que los malos les habían intercambiaron la espada.


Lo único que el herrero podía hacer era rendirse pero un héroe nunca lo hace y decidió luchar. Por parte de los malos salió al ring un gigante hombre que daba muy mal “rollo”. Y del otro lado el pobre y valiente herrero con la tripa vacía.


Comenzó la batalla y bruscamente el coloso empezó atacando pero el herrero lo esquivo y muy astutamente decidió no atacar porque observo cómo cuando él le esquivó se hizo daño al chocar contra las cuerdas. Lo repitió varias veces y de pronto el bruto cayó contra el suelo K.O. Así que los cavernícolas ganaron y se quedaron con la aldea.


Y asi fue como los cavernícolas aprendieron a no rendirse nunca y que la astucia es más fuerte que la fuerza. Y los malos aprendieron a no meterse con la gente.





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